Burlé y las olas gigantes de Nazaré
La noticia de esta semana va dedicada a un meteorólogo llamado Pepe Hierro, que fue la persona que durante un proceso gripal tuvo fuerzas para darme a conocer el tema de esta semana, sobre olas. Y si hablamos de las olas más grandes del mundo, enseguida nos vienen a la cabeza esos anuncios televisivos donde aparecen los paraísos del surf. Pero esos lugares existen, y alguno de ellos lo tenemos bien cerca. En concreto estoy hablando de una maravilla de la naturaleza que es la Playa do Norte en Nazaré, Portugal. Nazaré, un pequeño pueblo de pescadores, es el nuevo destino para los “corredores de olas gigantes de Nazaré”, como se denomina a los surfistas que buscan año a año implantar un nuevo registro desafiando el peligro.
Tal como nos cuenta Ander en www.urbanfire.es, Burlé, un reconocido surfero de 47 años, cabalgó la gran ola durante una sesión, es decir, fue llevado esquiando en el agua por un jet esquí hasta la cresta de la ola, lo que le permitió dominar la imponente masa de agua ante el asombro de la multitud. A finales de octubre 2013 decenas de aficionados al surf en olas gigantes se reunieron en la villa de Nazaré, al norte de Lisboa. Los fuertes vientos de la tormenta San Judas prometían un oleaje épico en el mismo lugar donde unos meses antes el hawaiano Garrett McNamara cogió una ola de casi 30 metros de altura, la más grande que nadie hubiese surfeado hasta entonces.
Los pronósticos se cumplieron y la mar alcanzó un tamaño tal que estuvo a punto de cobrarse la vida de Maya Gabeira, una experimentada surfista brasileña que tras caer de su tabla fue vapuleada por varias olas hasta quedar flotando inconsciente boca abajo. Su amigo Carlos Burlé logró rescatarla in extremis acercándose hasta ella en una moto de agua que luego abandonó para llevarla a nado hasta la orilla. Burlé comentaba: “Yo estoy bien y Maya está bien. Eso es lo importante. Fue un día muy loco, casi perdí a una amiga”.
Instantes después Burlé cogería su única ola de ese día, una formidable montaña de agua que se pensó que superaría el récord de McNamara. En estas competiciones la altura de las olas (la distancia en vertical desde lo alto de la cresta hasta su base) no se mide con instrumentos oceanográficos, sino que suele determinarse por el procedimiento tradicional de comparar el tamaño del surfista con el de la ola en distintas fotos y perspectivas. El proceso lleva su tiempo y el récord de Burlé finalmente en 2013 no se consiguió (continuó vigente el de McNamara).
Pero el diciembre pasado, en 2014, el brasileño Carlos Burlé se desquitó, y “corrió” una ola de casi 33 metros de altura en la playa del Norte en Nazaré. La nueva marca, de nuevo, estaba por confirmarse. Ahora que han pasado más de dos meses del evento, por más que busco por internet, no encuentro si finalmente se confirmó la hazaña. Incluso he visitado el Facebook de Burlé, lleno de fotos surfistas, pero no hace ninguna referencia al tema de los 33 metros de diciembre. Así que como muy tarde, este diciembre 2015, ya quedará el tema zanjado.
¿Cómo son las olas gigantes de Nazaré?
Las olas gigantes de Nazaré son unas olas de playa, es decir que rompen sobre un fondo de mar arenoso. Descansa durante el verano para despertar con toda su furia en invierno. Los impresionantes tamaños de cerca de 10 metros que suele alcanzar son culpa de un cañón submarino de 170 kilómetros de longitud y 5 de profundidad que desembocan en la Praia do Norte del pueblo de Nazaré. Cuando las condiciones son buenas, un inmenso muro de toneladas de agua rompe a izquierdas y a derechas convirtiendo este pequeño pueblo portugués en el paraíso de los surfers «XXL». Cuando las condiciones son las óptimas, su gran tamaño hace necesario utilizar motos de agua para ayudar a coger velocidad a los surfistas. A este tipo de surf se le llama «tow-in«, y para practicarlo se utilizan tablas pequeñas con dos agarres para los pies que ayudan al surfista a tener más control en el agua.
Mecanismos que producen las olas gigantes de Nazaré
El mecanismo que produce las olas es bien conocido. Las corrientes de aire sobre la superficie del océano provocan pequeñas ondulaciones que se propagan en la dirección del viento. Con el paso del tiempo se van ordenando en olas cada vez más espaciadas, cuyo tamaño dependerá de la intensidad del viento que las causó, su duración y la extensión de su radio de acción. Después, el mar de fondo viaja durante días hasta que finalmente llega a la costa. A medida que la profundidad disminuye, el fondo empuja las olas hacia arriba, frenándolas y levantándolas hasta que ya no pueden sostenerse y acaban rompiendo. En Nazaré, como en otros spots de olas gigantes como Teahupoo (Tahití), Jaws (Hawái), el Banco de Cortés y Mavericks (California), este mecanismo se ve reforzado por la existencia de canales submarinos que amplifican la energía de las olas generadas por el viento. El canal de Nazaré arranca a 200 kilómetros de la costa y a casi 5 de profundidad, y acaba muy cerca de la orilla, a tan solo 50 metros de la superficie. Esta configuración del fondo oceánico permite que, en los días adecuados, olas que pocos kilómetros más al norte o al sur apenas superan los 6 metros, se conviertan aquí en inmensas paredes cinco veces más grandes.
Récord del Mundo de Garrett McNamara
La mañana del 18 de octubre de 2013, todos los medios del mundo de los deportes extremos y buena parte de los generalistas, se hacían eco de la noticia. Un hawaiiano había conseguido surfear en Portugal una ola de más de 20 metros. Parecía difícil de creer, incluso de imaginar. Pero había pruebas de ello, el vídeo. Garrett McNamara había sido invitado por el Ayuntamiento de Nazaré al ZON North Canyon Show, un proyecto con el que las autoridades locales pretendían dar a conocer el potencial de esta ola. Según cuentan, aquel día las previsiones indicaban olas de cerca de los 18 metros, un tamaño excepcional incluso para ese spot. Pero nadie se imaginaba lo que iba a pasar ante sus ojos. En medio de la sesión de tow-in que McNamara estaba disfrutando junto a Andrew Cotton y Al Mennie, tres olas gigantes de Nazaré aparecieron en el horizonte desafiando el valor de este experimentado surfista. Parecía que los astros se habían alineado para que todo saliese tal y como se había planeado. Sin pensárselo dos veces, Cotton tiró de Garrett y este consiguió surfear una ola de unos impresionantes 23 metros, por algo más de 15 intensos segundos que le sirven para escribir su nombre y el de Nazaré en la historia del surf.
Surf motorizado
En casi todas las fotografías de surf en las olas gigantes de Nazaré puede verse una moto de agua. La razón es que las olas más grandes viajan también más rápidas y deben surfearse en tablas más pequeñas, por lo que sería muy difícil cogerlas al modo tradicional, impulsándose con los brazos. Por ello, los surfistas entran en la ola remolcados por una moto de agua, que en caso de caída se convierte también en el único medio de salvamento posible. Algunas de estas rompientes acaban al pie de enormes acantilados, por lo que si el surfista no logra salir por el lateral de la ola se arriesga a acabar estampado contra las rocas.
Y esto es todo por esta semana. ¡Hasta la semana que viene!