El carajo, la cofa, la “mamparitis”, y otras expresiones marineras

Siempre me ha resultado curioso observar la gran atracción que los temas de la mar suelen ejercer en gentes de tierra adentro. Debido a ello con asiduidad nacen metáforas marineras referidas a episodios de la vida cotidiana. Como consecuencia de esto, muchas expresiones marineras, o relacionadas con la mar, se han trasladado al lenguaje coloquial, aunque a veces con un significado diferente al original marítimo. Algunas de estas expresiones están recogidas en el DLE (Diccionario de la lengua española) con esa segunda acepción, y otras no, como la de “carajo” con significado de “cofa”. E incluso a veces utilizamos expresiones cotidianas, que desconocemos que tienen su origen en el ambiente marítimo.

Figura 1: Vista del buque JSE desde la cofa (Fuente: Santiago Díaz Portillo)
Figura 1: Vista del buque JSE desde la cofa (Fuente: Santiago Díaz Portillo)

Entrevista Cope + Galicia el domingo 23 de febrero de 2025 a las 09:00h:

Entrevista Cope + Galicia el domingo 23 de enero 2025 sobre el Carajo y la Cofa

Entrevista RadioVoz viernes 21 febrero de 2025:

Entrevista con Eva Millán en Radio Voz el 220225 sobre alraigo cofa mamparitis mala estiba

Historia del carajo

Según gran parte de las definiciones que transitan por internet, y aunque no están respaldadas por la Real Academia Española (RAE), se cuenta que en el pasado se denominaba “carajo” a una pequeña canastilla que se encontraba en lo alto del palo mayor de los buques antiguos. El “carajo”, dada su peligrosa ubicación en la zona alta del mástil, era un lugar muy poco seguro ya que en él era donde más se notaban los grandes balances de los buques.
Por ello, cuenta la leyenda, que cuando algún miembro de la dotación cometía alguna falta grave, era conducido al “carajo”, como muestra de castigo. Por esto sería posible que de este hecho pudiera proceder por qué cuando queremos dejar de ver a una persona, usemos la expresión, “vete al carajo”.

Figura 2: Carajo del Juan Sebastián Elcano (Fuente: Santiago Díaz Portillo)
Figura 2: Carajo del Juan Sebastián Elcano (Fuente: Santiago Díaz Portillo)

El balance del buque y la lejanía

Pero regresando al buque, una vez que el castigado marinero había dado cuenta del castigo en el “carajo”, descendía de la plataforma, y en esos momentos solía estar tan mareado que era incapaz de realizar trabajo alguno. Y quizá sea por eso que se dice algunas veces que “no vales un carajo”.
La ubicación de la canastilla se encontraba en lo alto del palo mayor y bastante apartada del ángulo de visión de gran parte de la dotación Y pudiera ser que este hecho tuviera relación con la razón por la cual cuando una persona se encuentra a una gran distancia de nuestra ubicación, usemos la expresión, “se encuentra más lejos que el carajo”.
Se debe indicar que en el buque escuela Juan Sebastián Elcano, el más longevo de la Armada, la tripulación denomina a las mesetas altas “cofas”. Sin embargo, reserva el término de “carajo” para referirse al punto más alto del buque, alojado en el palo trinquete, y situado a 51 metros de altura. Se trata de una ubicación importante porque representa el punto donde se hacen firmes los estays (los cabos que sujetan la cabeza del mástil).

Figura 3: Cofa de la ENM de Marín (Fuente: www.armada.mde.es)
Figura 3: Cofa de la ENM de Marín (Fuente: www.armada.mde.es)

Posición de la RAE respecto al “carajo”

Como ya se ha mencionado, la RAE, entre sus diversas y numerosas acepciones conocidas del término, no recoge la de la canastilla. Por el contrario, entre las que sí están incluidas se podrían destacar aquellas que expresan situaciones de disgusto, rechazo, sorpresa o asombro, como por ejemplo la expresión de “eso está más malo que el carajo”.
La RAE, a través de su departamento de “Español al día”, ha indicado tras una consulta que en el diccionario académico esta voz nunca ha tenido el significado de puesto de vigía (cofa) desde que fue incluida en 1983. Aunque también reconoce, tal como se indica en el diccionario, que se trata de una palabra de origen dudoso, ya que por ejemplo en el “Diccionario Náutico Abreviado” de Rubén Poncio de 1991, creado por palabras náuticas corrientes de Argentina, aparece la palabra carajo como sinónimo de cofa. E incluso en el “Diccionario del Español Actual”, de 1999, de Manuel Seco Reymundo (fallecido en diciembre de 2021), lexicógrafo, filólogo, lingüista español y exmiembro de la RAE, aparece la palabra en cuestión con el significado de plataforma colocada en la parte alta de un palo.

Figura 4: Mamparos de un buque
Figura 4: Mamparos de un buque

Expresiones marineras

Entre las citas marineras más utilizadas en el día a día en tierra firme se podrían destacar las siguientes: “abordar”, “que cada palo aguante su vela”, “caer en las redes”, “como pez en el agua”, “contra viento y marea”, “cortar el bacalao», “donde hay patrón no manda marinero”, “enrolarse”, “hacer agua”, “indicar el rumbo”, “irse a pique”, “irse al garete”, “mar de fondo”, “naufragar”, “navegar contra corriente”, “perder el norte”, “poner la proa (a una persona)”, “salir a flote”, “tener agallas”, “tirar por la borda”, “tocar fondo”, “viento en popa”, “echar un cable” o “zozobrar”.
Asimismo, entre esas expresiones que a veces utilizamos sin conocer su origen náutico se podrían recalcar las tres siguientes: “tela marinera”, “salvarse por los pelos”, y “a palo seco”. En referencia a la primera, la RAE la define como “gran dificultad”, y es que resulta que en los ambientes marineros y portuarios de la época de los barcos de vela, el tejido necesario para su confección era “tela marinera”: mucho, costoso de elaborar, y de alto precio. Respecto a la segunda, en la antigüedad era muy común que los marineros se dejasen crecer la melena ya que muchos embarcaban sin saber nadar, por lo que en caso de caer al agua podían ser “salvados por los pelos” al ser agarrados por la melena flotando. En cuanto a la expresión “a palo seco” (la que usamos cuando tomamos una bebida sin su tapa, o viceversa), ya era utilizada en los tiempos de la colonización para referirse al modo de navegar con las velas recogidas.

Figura 5: Comida de “domingo” en pruebas de mar del BPE Juan Carlos I
Figura 5: Comida de “domingo” en pruebas de mar del BPE Juan Carlos I

“Mamparitis”: un mal a bordo de los buques

De acuerdo con la RAE un “mamparo” es un término marítimo utilizado para denominar a las planchas de hierro con las que se divide en compartimentos el interior de un buque. Es decir, de manera coloquial podríamos considerar que los mamparos son las paredes de un barco. Curiosamente muchos marinos han adoptado una variante de este término, que no existe en ningún diccionario, y que representa un mal a bordo que todo navegante ha padecido en alguna ocasión: la “mamparitis”. Este fenómeno, más cercano a un estado de ánimo que a una enfermedad, se produce como resultado de tener que convivir en un espacio reducido y dividido por mamparos, durante un intervalo de tiempo muy prolongado.
Entre las razones que ayudan al nacimiento de este fenómeno indeseable, que puede convertir en un ser irascible al más tranquilo de los humanos, se pueden encontrar algunas de las siguientes causas: convivencia con escasas personas y de múltiples nacionalidades, miedo a las enfermedades, exceso de trabajo, el contrato (a veces no se sabe con certeza cuándo se va a desembarcar, ni dónde), las condiciones meteorológicas adversas, problemas familiares, o averías que puedan empeorar la calidad de vida a bordo.
El periodo de embarque de los marinos se ha reducido respecto a lo que era, hace no tantos años, pero todavía supone un intervalo de tiempo que generalmente suele superar los tres meses. Ante estos periodos tan largos, una vez superado el ecuador del embarque, puede aparecer el temido mal que nos vuelve seres irascibles ante situaciones en las cuales, en otro momento de la vida, o con anterioridad en ese mismo embarque, hubiéramos actuado de manera diferente.
Entre los síntomas que delatan la aparición de la “mamparitis”, que obviamente dependerán de cada persona, se podrían destacar los siguientes: susceptibilidad, negatividad, ansiedad, actuaciones depresivas, agresividad o incluso estados de ira. En general aparecerán una serie de factores conflictivos, que, en otros momentos no se hubieran manifestado de una manera tan virulenta. Evidentemente la vida a bordo será muy diferente dependiendo del tipo de barco, y de las condiciones en que se navegue.

Figura 6: Simulación de un aseo de una fragata moderna en EXPONAV
Figura 6: Simulación de un aseo de una fragata moderna en EXPONAV

La soledad del marino y los momentos de ocio

El tema de la soledad varía también mucho con las personas y con los distintos tipos de buques. Existen marinos que llevan muy mal el confinamiento, y lo que aún es peor, transmiten ese malestar a sus compañeros y compañeras. Aunque navegar parezca que sirve para conocer mucho mundo, hay que tener en cuenta que se trata de una actividad que implica una serie de dificultades que se deben conocer antes de apostar por esta vida. El aislamiento, que se convertirá durante unos meses en una rutina, nos alejará de los problemas familiares cotidianos que se estén produciendo en tierra, y de alguna forma hará que estemos menos preocupados por esos problemas, ya que en realidad poco podremos hacer por solucionarlos desde el buque. Eso sí, a veces serán de tal impacto, que será muy difícil que no nos desmoralicen.
En el buque, la mayor parte de la tripulación conoce perfectamente sus tareas, ya que estas suelen estar desarrolladas en procedimientos. Esto ayuda a la planificación, y a la búsqueda de la rutina diaria. El que ese grupo de personas encuentre esa rutina, puede significar el éxito durante el tiempo de embarque. Hay cierto paralelismo entre el día a día en un buque, y el que vivió Bill Murray en 1993 cuando rodaba la película “Atrapado en el tiempo”, famosa porque el protagonista, meteorólogo de televisión, no conseguía escapar del “Día de la marmota” en el que había quedado atrapado, y que se repetía cada veinticuatro horas.
En los buques no existen ni domingos, ni festivos, pero se intenta simularlos. Obviamente la ocupación principal de los marinos a bordo es la realización de guardias y trabajos, y esas tareas hay que realizarlas obligatoriamente a diario, aunque siempre, dependiendo del tipo de buque, se tiende a intentar realizar algo especial los domingos. Uno de esos intentos es el de procurar relajar esos días el número de trabajos, independientes de las guardias, para que el personal pueda estar un poco más descansado, y pueda así disfrutar de un momento de ocio. Y otro gran intento se puede llevar a cabo sobre las comidas, lo más sagrado de la navegación. Un buen menú de domingo será el deleite de toda la tripulación.

Figura 7: A Palo seco (Fuente: Vaido Otsar)
Figura 7: A Palo seco (Fuente: Vaido Otsar)

El pasado confinamiento

Aquel extraordinario confinamiento que vivimos en nuestros hogares en el año 2020 trajo a mi mente algunas expresiones marineras, pero que no han sido trasladadas al lenguaje coloquial, por lo que no son internacionalmente reconocidas. La “mamparitis” es una de ellas, pero no la única.
En los buques, tal como nos ocurrió en el aislamiento provocado por el COVID, se tiende mucho a la creación de bulos y a la propagación de la rumorología. Una comidilla muy típica a bordo es el debate sobre cuál será el siguiente puerto de escala, en aquellos buques donde este dato se desconoce. Por ello, en un barco, cuando desconfiamos de una noticia se suele preguntar si ese rumor ha surgido de “radio mamparo”, o “radio escobén” (el escobén es el orificio en la roda del buque por el que sale la cadena del ancla en el fondeo). En tierra para este tipo de hechos solemos utilizar la expresión “radio macuto”.

Figura 8: Salvado por los pelos (Fuente: Dominio Público)
Figura 8: Salvado por los pelos (Fuente: Dominio Público)

Otras expresiones típicas de a bordo

Una expresión muy curiosa a bordo, y también conocida internacionalmente, es la manera en la que la tripulación denomina al capitán del barco mercante. Este suele ser conocido como “el viejo”. Expresión típica que tal vez esté relacionada con el dicho “A barco nuevo, capitán viejo”.
Por otro lado, en España también existen expresiones en tierra, relacionadas con la mar, pero que solo se conocen en determinadas provincias marineras. Por ejemplo, en Cádiz, cuando los chavales juegan al fútbol y chutan el balón muy alto, y este cae a un tejado inaccesible, utilizan la expresión “el balón se ha embarcado”, en referencia a que el balón ha quedado aislado, tal como quedan los marinos en los buques.

Figura 9: Hacer aguas (Fuente: Raphael Bracca)
Figura 9: Hacer aguas (Fuente: Raphael Bracca)

Refranes y dichos marineros

Cómo no, los dichos marineros están muy presentes en el refranero. Son claros ejemplos de esta presencia: “Penas y olas, nunca vienen solas”, “El que ha naufragado, teme al mar aún calmado”, o “No existe gente de mar, que no se pueda ahogar”.
Los refranes meteorológicos constituyen el catecismo de la gente trabajadora del campo y del mar. Apoyándose en el refranero se reparten las faenas del campo y del mar en las tareas del día a día. En Galicia se verifica el refrán “en abril, aguas mil”, que certifica la abundancia de lluvias en este mes. Curiosamente, a pesar de la pluviosidad existente, el refranero gallego se centra más en las temperaturas (frío, calor, etcétera), que en las lluvias.

Figura 10: Cada palo que aguante su vela y Tela marinera (Fuente: Harley D. Nygren)
Figura 10: Cada palo que aguante su vela y Tela marinera (Fuente: Harley D. Nygren)

Conclusiones

Con todo lo comentado hasta ahora, es muy discutible si el significado de canastilla, plataforma o meseta es acertado cuando se asocia al término carajo, a pesar de que quede demostrado que existen diversos documentos que lo defienden, aunque obviamente falte el principal, el del diccionario de la RAE.
Y por supuesto, lo que sí queda patente es que la cofa, según la RAE, significa “meseta colocada horizontalmente en el cuello de un palo para fijar los obenques de gavia, facilitar las maniobras de las velas altas, y antiguamente, también para hacer fuego con armas ligeras desde allí en los combates”.
A falta de psicólogos a bordo, no queda otra que luchar contra la “mamparitis” a base de sufrimiento. Aunque, eso sí, siempre podremos acudir a los consejos más sabios, los de los marinos veteranos.
Y para finalizar, recordando los refranes marineros, no debemos olvidar uno que coincide muy bien con los meses de invierno que estamos viviendo: “cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo”.

RESUMEN (ARTÍCULOS DE PRENSA)

Para leer artículo resumen publicado en el Diario de Ferrol el 23/02/25:

Para leer artículo resumen publicado en el Diario de Ferrol el 9/02/25:

Para leer artículo resumen publicado en el Diario de Ferrol el 16/02/25:

¡HASTA EL MES PRÓXIMO!

Raúl Villa Caro

En el año 1999 me licencié en Marina Civil (sección Náutica) en la Universidad del País Vasco. En 2001 obtuve el empleo de A.N. del Cuerpo General de la Armada y en 2005 la patente del Cuerpo de Ingenieros de la Armada. En el año 2001 obtengo el título de Ingeniero Técnico Naval (Estructuras Marinas) en la Universidad de A Coruña y posteriormente el título de Ingeniero Naval y Oceánico y el Diploma de Estudios Avanzados. En 2003 obtuve el título profesional de Capitán de la Marina Mercante. Desde Octubre de 2010 estoy contratado por parte de la UDC como profesor asociado. Actualmente además de realizar tareas de investigación en el Grupo Integrado de Ingeniería, y desde octubre 2010, imparto docencia en la Escuela Politécnica de Ingeniería de Ferrol (Grado y Máster en Ingeniería Naval y Oceánica), en el Master de PRL de la FCT, y en la Universidad Senior de Coruña. Mi actividad principal, y fuera de la UDC, se desarrolla en la Ingeniería de Construcciones de Buques (Arsenal de Ferrol) como Jefe de la Ingeniería de Plataforma. Desde abril de 2012 hasta diciembre de 2013 fui Secretario de la Delegación Territorial en Galicia del COLEGIO OFICIAL DE INGENIEROS NAVALES, y desde enero 2013 soy Secretario de EXPONAV (Fundación para el Fomento del Conocimiento de la Construcción Naval y de las Actividades Marítimas).En 2015 obtuve el título de Doctor por la Universidad de A Coruña. En 2021 fui nombrado Académico Correspondiente de la Academia de Ciencias y Artes Militares (ACAMI), y de la Real Academia de la Mar (RAM). Poseo más de 250 publicaciones repartidas entre artículos de Revistas, Libros, Capítulos de Libros, y Comunicaciones en Congresos.

14 Responses

  1. Angel Anidos dice:

    Una vez más un acercamiento al mundo marítimo, con expresiones típicas de ese medio.
    Precisamente, y refiriéndome a la «mamparitis» hace un tiempo la editorial Vocento nos pidió opinión a varios marinos.
    Según mi experiencia, comenté que este síndrome no hace más que resaltar la personalidad de cada uno. Si eres un profesional de carácter tranquilo y equilibrado, a bordo estarás todavía más relajado y la travesía la llevaras sin sobresaltos y con buena relación con tus compañeros.
    Si por el contrario tienes una forma de ser exaltada, nerviosa, las circunstancias, generalmente incrementaran ese carácter, llegando a momentos de tensión e incluso creando alguna situación complicada a bordo, como he vivido en un par de ocasiones sin que, afortunadamente, hubiera llegado «la sangre al rio»…

  2. DonaldWoors dice:

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  3. pedro brinquis dice:

    me alegro de tus éxitos y un fuerte abrazo de tu amigo y compañero.

  4. Vicente dice:

    Son unos artículos muy interesantes. Me gusta la semántica. Además, en Ferrol hay un habla propia muy simpática. Lo leeré más despacio que lo he hecho a “todo fil espid”

  5. I’ve learned so much from this post, thank you for the insights.

  6. ¿Alguna vez te has preguntado de dónde vienen expresiones como «vete al carajo» o «no vales un carajo»? Pues bien, Raúl Villa, ingeniero naval y secretario de Exponav, nos lleva en un emocionante viaje por la historia del mar y nos revela los secretos detrás de estas palabras.

    Resulta que el «carajo» podría haber sido una pequeña canastilla en lo alto del mástil de los barcos antiguos, un lugar peligroso y poco seguro. Según la leyenda, a los marineros que cometían faltas graves se les enviaba allí como castigo. De ahí podrían venir esas expresiones tan comunes que usamos hoy en día. Es fascinante ver cómo las palabras náuticas han influido en nuestro lenguaje cotidiano.

    Gracias a Raúl Villa por compartir temas tan interesantes.

  7. Fernando Santos Saiz Vaamonde dice:

    Muy acertado. Harian falta muchas horas para hablar de estos temas, sobre lenguaje, jerga marinera incluso el refranero. Desgraciadamente se están perdiendo, incluso entre los nuevos marinos.

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