Las Cien Troneras de la Batería Naval del Arsenal de Ferrol
La noticia de esta semana se me ocurrió a raíz de una visita que hubo por Ferrol hace unos días. Esta visita vino a conocer uno de esos lugares, que, por ser tan cercanos, a veces nos pasan desapercibidos, las Troneras de la Batería Naval. Os la cuento.
Se podría decir que las zonas más destacables del Arsenal son la Plaza y Sala de Armas, una de las construcciones de inspiración neoclásica más importantes de la arquitectura militar en la ciudad (y de la que hablaré en el futuro), y La Cortina, magnífica obra de 740 metros de muralla, con una impresionante zona de baterías de cañones emergiendo sobre las aguas.
Casi 100 cañones apuntan a la boca de la ría. Se trata de un poderoso elemento defensivo que, afortunadamente, nunca ha tenido que emplearse ya que jamás ningún enemigo fue capaz de adentrarse más allá de la zona situada entre los castillos que guardan la entrada de la ría. Esta majestuosa obra fue realizada por Francisco Llobet entre 1755 y 1759.
Desde el extremo del muelle se puede divisar casi toda la imponente batería de cinco metros de altura (en marea baja), con sus cien troneras, cuyos cañones cubrían todo el sector noroeste-sudeste de cualquier ataque por mar, dando frente a la misma boca de la Ría.
Paseando hacia la puerta del Arsenal se puede apreciar un baluarte (forma de fortificación saliente), dónde se abrió una puerta para la entrada del ferrocarril (1937), cuya función era la de flanquear la fachada norte de la gran Sala de Armas, y la muralla que se prolonga hacia el este; lugar por el que se extendía un foso con agua, cegado al final del siglo XIX y hoy coincidente con gran parte de los actuales jardines.
Pero volviendo a la batería de cañones, llegando hasta el extremo que se adentra en la ría, se alcanza la “Punta del Martillo”, dónde se eleva un antiguo cuartel para los «guarda-arsenales». Se edificó en 1758 con planos de Francisco Llobet, destacando su sistema de pórticos y cuidada cantería de granito, que forma pilares cajeados y vistosos paneles en el antepecho de la terraza. En el siglo XX se le añadió un cuerpo superior y dos laterales.
La antigua batería artillera que se construyó sobre el dique de abrigo puede ser observada con detalle si se camina por el adarve (plataforma alta). En este largo adarve podemos apreciar unas pequeñas piezas para disparar salvas y los antiguos cañones de abancarga (cargados por la boca de pólvora y balas) dispuestos en las troneras, pero que no conservan sus “cureñas» (soporte de madera con ruedas para la maniobra de tiro). Los cañones son de varios tipos y de diferentes épocas. Los más antiguos provienen de la Reales Fábricas de Liérganes y La Cavada (Cantabria) del siglo XVIII y los restantes de la R.F.de Trubia (Asturias) del siglo XIX. Su alcance efectivo no pasaba de los 2.000 mts., disparando balas, granadas, palanquetas etc.
Esta batería era la defensa del frente de mar del Arsenal en su parte oeste, hacia la boca de la Ría, y se construyó como coronamiento del Dique de Abrigo con todos los elementos del llamado “cuerpo perfecto”, o sea, con sus contrafuertes y adarve que se protegía con el parapeto de merlones y troneras, siguiendo las normas académicas en sus trazas (forma y medidas) para emplazar los cañones. Además, se conserva un polvorín en la zona que actúa de flanco derecho, cubriendo la verdadera cortina.
Esta batería hace un quiebro de 90º en su parte sur (Punta del Martillo) para cierre y defensa de la bocana del Arsenal. Su longitud de 740m, la perfección de su estereometría y estereotomía en los sillares de granito, así como de sus garitas, se aprecia como una obra excepcional y representativa de la tecnología del siglo XVIII; en todo caso, esencial para la comprensión del conjunto defensivo.
Para casi finalizar, y a petición del colaborador de Exponav Paco Prieto, me gustaría comentar como estaba el resto de la defensa naval de Ferrol, en la época del informe “Llobet”, que desencadenaría en la construcción del Arsenal. Llobet valoraba la extensión y seguridad de la geografía portuaria, con su estrechez de boca que la favorecía mucho para su defensa, pero que dificultaba la entrada y salida de las escuadras.
Fortificaciones interiores de la Ría de Ferrol
1. Castillo de San Felipe: batería costera de gran porte (siglo XVIII) con grandes valores históricos patrimoniales y buena conservación, siendo así de las principales del conjunto.
2. Castillo de Nuestra Señora de La Palma: batería costera de gran tamaño (siglo XIX) de valor patrimonial medio y buena conservación, siendo de las secundarias del conjunto.
3. Batería de San Carlos: batería costera de pequeño tamaño (siglo XVIII) de cierto valor patrimonial y buena conservación, siendo así de las principales del conjunto.
4. Batería de San Cristóbal: batería costera de pequeño tamaño (siglo XVIII) de cierto valor patrimonial y regular conservación, siendo así de las secundarias del conjunto.
5. Batería de Cariño: trincherón flanqueado por baterías de pequeño porte (siglo XVIII) de cierto valor patrimonial y mala conservación, siendo así de las complementarias del conjunto (no se consideran aquí sus restos de fábrica de salazón romana).
6. Castillo de San Martín: batería costera de pequeño tamaño (siglo XVI) de valores patrimoniales importantes y mala conservación, siendo así de las secundarias del conjunto.
7. Polvorín y cuartelillo del Vispón: agrupación de apoyo logístico importante (siglo XVIII) y de regular conservación, siendo así de las secundarias del conjunto. No se considera la desaparecida batería que estaba en esta zona para su defensa puntual.
Fortificaciones exteriores de la Ría de Ferrol
1. Batería de Viñas: batería costera de pequeño tamaño (siglo XVIII) de cierto valor histórico y que se trasladó de su lugar antiguo al cabo de Prioriño Chico, teniendo una rehabilitación de sus buenas partes conservadas, siendo así de las secundarias del conjunto.
2. Batería de Prioriño Chico: batería costera de pequeño tamaño (siglo XVIII) de cierto valor histórico y mala conservación, siendo así de las complementarias del conjunto.
10. Batería de Doniños: batería costera de pequeño tamaño (siglo XVIII) de cierto valor histórico y de mala conservación, siendo así de las secundarias del conjunto.
3. Batería de Santa Mariña: batería costera de poco valor histórico (excepción del castro que ocupa) y mala conservación. Podría considerarse excluida del conjunto.
4. Batería de Ares: batería costera de poco valor histórico y mala conservación. Podría considerarse excluida del conjunto.
5. Batería de Redes: batería costera de poco valor histórico y mala conservación. Podría considerarse excluida del conjunto.
Y para finalizar me gustaría transcribir esta bonita descripción del puerto de Ferrol realizada en el Siglo XVIII y que fue traducida por Jorge Suanzes Siljestrom
Los Montes Pirineos que separan Francia de España, entre el Mediterráneo y el Golfo de Vizcaya, se extienden hacia el Oeste a lo largo de la costa Norte, hasta terminar en el cabo Fisterra, sobre el océano Atlántico, con una extensión de 600 millas de longitud y de 40 a 50 de profundidad; la parte más occidental no es tan montañosa como la oriental. Sin embargo, el país es notablemente quebrado y la caballería no podría actuar con superioridad por esta parte. Sobre el costado Norte del acceso al Puerto de Ferrol, las colinas se extienden a todo lo largo del acceso y entrada. En el costado Sur de la entrada, entre ella y la Ría de Betanzos, se levanta una alta montaña singular, llamada Monte Faro. El estrecho sólo tiene de media a una milla de un lado a otro y entre colinas; los vientos, generalmente, soplan directamente de fuera del Puerto o de dentro, exceptuando los vientos que descienden por los valles del lado Norte. Los Marinos Españoles nunca intentan entrar o salir del Puerto, sino cuando el viento es propicio.
El acceso a Ferrol está defendido por cuatro Baterías, tres en el Norte y una en el Sur, cerca del rocoso cabo de Segaño. Las del costado Norte están situadas en pequeñas y escarpadas elevaciones que defienden las playas que existen entre ellas y poseen de siete a nueve cañones cada una. La del Segaño artilla doce cañones y está situada a unos quince o dieciséis pies sobre el mar y defiende la entrada del acceso, así como también la entrada al Puerto.
Aproximadamente a mitad del camino de entrada al Puerto y sobre un rocoso cabo que sobresale en la entrada Norte, se encuentra el Castillo de San Felipe, que artilla cien cañones. Es un antiguo castillo restaurado en dirección a tierra y hacia el mar. En el lado terrestre está defendido por un hornabeque, cuyo frontal (que ocupa la totalidad del espacio de la lengua de tierra, de orilla a orilla, en el que se encuentra) es de alrededor de 450 pies en su frente; las caponeras tienen alrededor de 150 pies de longitud y flanquean los extremos de la moderna Batería Baja.
Este hornabeque tiene en su frente un foso de veinte pies de profundidad y un camino protegido con una Plaza de Armas a cubierto. Las caponeras del hornabeque, que se prolongan desde un «baterdeau» en cada flanco, rodean el foso y terminan en un muro que lo contornea, para rematar en el glacis, como es normal.
Sobre el flanco Este, o aquel que mira al Puerto, se encuentra la puerta de entrada o portal protegido por una avanzada de obra amurallada, con un pequeño foso ante él. Existe un puente levadizo ante la entrada. Sobre el otro flanco, el muro del Cuerpo del Castillo tiene, aproximadamente, sesenta pies de altura y no es apto para la escalada.
La moderna obra próxima al mar consta de una punta angulosa en el centro (revellín) con caras a cada lado. Una medialuna rodea interiormente como un orillón y termina en un estrecho contorno o flanco de alrededor de treinta pies de longitud como una defensa de las caponeras, haciendo con todo un ángulo desenfilado con aquélla.
Esta obra más baja está a veinte pies sobre el nivel del mar y artilla cuarenta cañones encastrados en sus parapetos de piedra, de siete pies de grosor.
El espacio que separa las obras más altas de las más bajas es de alrededor de treinta pies; el muro más interior, o antiguo castillo, es hueco y está provisto de aspilleras para que la fusilería defienda la Batería Baja, si fuera necesario.
Este fuerte está dominado desde tierra por todos los costado, pero en especial por el Oeste; la colina más próxima dista 500 yardas y desde ella se descubre el muro del flanco Oeste, desde el que contornea el Glacis hasta el Orillón, o retaguardia de la Batería más Baja; y para evitar sobre ella los efectos de este dominio, se construyeron altos y gruesos obstáculos de albañilería sobre aros de medio punto, o escarzanos, unidos al parapeto de las Baterías más Bajas y al muro de la parte más interna del Fuerte; en resumen, este Fuerte de San Felipe es fácil de ocupar si se montan baterías de cañones que abran brechas sobre el flanco Oeste, desde los puntos más dominantes.
En dirección Sur y enfrente, al otro lado de la embocadura del Puerto, tomado desde el punto esquinado de la Batería más Baja y distante 1000 yardas y sobre un promontorio de alrededor de sesenta pies sobre el mar, se levanta un reducto circundado, que artilla catorce cañones. Desde el mismo punto esquinado del Castillo de San Felipe y en dirección SE y distante unas 1200 yardas, se encuentra otro reducto de veintiún cañones, situado sobre una loma escarpada a cincuenta pies sobre el mar. El primero se llama Batería de San Martín y el último Batería de la Palma.
Estas dos últimas baterías y el Fuerte de San Felipe son la única defensa del estrecho; las restantes del costado Norte de la embocadura atienden sólo a la defensa interior del Puerto y son de poca importancia, como se mostrará más tarde. En el extremo esquinado del contrafuerte, y sobre la planicie de la Batería más Baja de San Felipe, y al Este (y en consecuencia fuera de las vistas desde la entrada del Puerto) existe una puerta o tronera de salida, dedicada principalmente para establecer una cadena de cierre del Puerto, que atraviesa hasta la Batería de San Martín, como una defensa adicional.
Desde San Felipe a la Batería o Punta del Vispón, en el costado Norte, la distancia es de una milla y tres cuartos, en cuyo cabo el Puerto comienza a ensancharse a lo largo de la Bahía, corriendo hacia el Norte alrededor de una milla y media, y teniendo desde la Punta del Vispón a la Punta Norte del Arsenal una milla y cuarto de abertura. Más allá se vuelve más estrecha, encontrándose en el costado Oeste, y sobre la falda de la colina, el pueblo de la Graña; esta bahía se llama Bahía de la Graña. También a partir del Castillo de la Palma empieza a abrirse el Puerto, hacia el Sur.
Sobre el costado Este de la Bahía de la Graña, a la orilla de una suave pero ascendente colina y mirando hacia el Mediodía, se halla la ciudad de Ferrol y a su pie se encuentra el Astillero y la Dársena, con todos los almacenes y talleres necesarios. La Dársena y los Talleres están separados de la ciudad por uno muro de veinte pies de altura y un foso delante de él, que se llena con el agua del Puerto que penetra por el Este y circunda la totalidad por el Norte y el Oeste, donde el foso se comunica con el Puerto.
El cerramiento de la Dársena, muelle, Arsenal y edificaciones es rectangular, su lado más largo tiene 1400 yardas, y el más corto 650 yardas, y tiene el Puerto al Oeste y Sur y la ciudad al Norte, y dominándolo todo por el Este, una suave colina. Al Sur y al extremo Oeste de la Gran Obra y a cinco brazas de fondo de agua se encuentra una extensa base de piedras sumergidas, con el fin de erigir encima de ellas un baluarte o muro de veinte pies de alto, para instalar cañones. El extremo Oeste apunta directamente bajo el horizonte, el estrecho del Fuerte de San Felipe, del cual dista tres millas y de La Palma dos millas. Sobre este malecón hay noventa y siete poderosos cañones que, apuntando hacia la bocana del Puerto, baten la entrada al Puerto de Ferrol.
En el centro del costado Sur del Baluarte, hay una abertura de cien pies de ancho para entrada de barcos, entre dos adelantados espolones circulares de sesenta pies de diámetro; dentro de la entrada está la Dársena, de ochocientos yardas de largo y cuatrocientas de ancho por seiscientas de longitud, sobre la cual se encuentra el edificio de fabricado de pertrechos y otros talleres; y en el extremo Este del Arsenal hay un espacio igual de tierra que contiene los diques para reparación de barcos grandes, y sus edificios esenciales. El muro Sur del baluarte no estaba terminado en 1767, pero debe ser de una construcción similar a la del extremo oeste y tiene previsto el artillado.
Tres cuartos de milla al Este del Arsenal, se encuentran los Cuarteles y Hospital de la Marina, e inmediatamente al Este de esta edificación existe una pequeña bahía donde se construyen barcos.
En la otra parte de la Ría, al Sur de los Astilleros y aproximadamente a una milla y tres cuartos de distancia, la costa gira al este una legua y después al Norte, estrechándose la Ría con menos profundidad hasta el Puente de Neda, donde desemboca un río del mismo nombre.
Las montañas sobre cada lado de la Bahía están separadas de la orilla alrededor de milla y media; todo el campo es cultivable y muy semejante al de la zona inglesa de Northumberland; en toda la zona se extienden diversos bosques intercalados, con gran cantidad de robles y otros árboles.
Al Sur del Arsenal se ha establecido un ferry (barco que atraviesa la Ría) desde donde las Postas por carretera van a Madrid y Coruña, por Betanzos; deja el Monte Faro por el Oeste, atraviesa Puentedeume, lindando por el Este con una gran cadena montañosa.
El istmo entre el Puerto de Ferrol y la Ría de Betanzos tiene una anchura de unas tres millas y está muy cultivado en las zonas de Areas (sic) y Redes.
Desde 1770, los españoles han fortificado la ciudad de Ferrol y su Arsenal mediante un cierre amurallado que se inicia al Oeste del Arsenal, rodea la ciudad y su colina y en la que se encuentras seis baluartes separados unos seiscientos pies, que sobresalen lo más posible de la línea de muralla, a fin de dominar mejor sus flancos.