Códigos QR y huellas biométricas para distinguir piratas de pescadores
Las aguas del Índico andan revueltas en los últimos años. A los problemas de condensación que aparecen en algunos buques se les suman otros de mayor entidad. Pero a mar revuelto, no hay ganancia de pescadores, sino de piratas, que se confunden con los legítimos trabajadores de la mar. Hace no mucho tiempo, un grupo de piratas que intentaron asaltar el buque Patiño de la Armada, se presentaron ante el juez Eloy Velasco de la Audiencia Nacional como «humildes pescadores despistados«.
Para evitar futuras confusiones, Velasco envió a la base común que comparten los países de la misión Atalanta de la UE en aguas del Índico muestras de ADN de los piratas para que no volvieran a hacerse pasar por pescadores. De momento, la intervención de fuerzas armadas en la región parece haber reducido la gravedad de la violencia que asediaba aquellas aguas, pero Naciones Unidas desconfía. En 2013 aprobó un nuevo fondo de dos millones de dólares para desarrollar un programa piloto que, por medio de Códigos QR y huellas biométricas, sirva para separar el polvo de la paja, o pescadillas de tiburones, en el Índico.
Comenzará en Somalia, en la región de Puntlandia —justo en la punta del llamado Cuerno de África—, y pretende crear un registro biométrico de todos los pescadores que faenen en la zona. Esta tecnología permite crear bases de datos personales accesibles para distintos organismos y autoridades allí donde estén o las necesiten, para identificar sin lugar a duda a cualquier persona con códigos QR y huellas biométricas. Los piratas de la región aprovechan a menudo la confusión y se hacen pasar por pescadores, incluso cuando autoridades o militares acceden a sus barcos.
Por eso, un censo biométrico puede ser de gran utilidad. Con la ayuda de las cofradías de pescadores y las autoridades locales, la ONU y la FAO están identificando a todos y cada uno de los marineros de la zona. El sistema por el que se ha optado es VeriFinger, de la empresa Neurotechnology, una de las más destacadas del sector de las mediciones biométricas, que va desde el reconocimiento de voz al de retina, pasando por las pulsaciones e incluso el movimiento. El sector aspira a generar un mercado de casi 15.000 millones de dólares a finales de esta década.
Código QR para marineros
Thomas Gabrielle, responsable de las bases de datos de FAO en Somalia indicó que están usando este sistema biométrico para capturar, almacenar y transferir datos sobre los pescadores, que estarán registrados en su base de datos con sus huellas dactilares escaneadas. A cada pescador se le proporcionará una tarjeta de identificación con una foto (como la de la imagen) y un código QR, que deberán presentar a las autoridades marítimas en el caso de que aborden el buque por considerarlo sospechoso de piratería. El sistema contratado permite verificar entre 20.000 y 60.000 huellas dactilares por segundo. Quedarán todos identificados con códigos QR y huellas biométricas
El programa no acaba aquí. La FAO pretende usar otras tecnologías para identificar a los marineros cuando faenen en la mar. Todas las embarcaciones estarán censadas telemáticamente y se controlará dónde, cuándo y cuánto pescan. Lo peculiar de este programa, financiado por el Antipiracy Trust Fund, es que va mucho más allá de la piratería y pretende atacar el nervio de los problemas de la región: la escasez y mala gestión de los recursos pesqueros.
“Somos la FAO, y nuestro mandato tiene que ver con la mejora de la seguridad alimentaria, no la lucha contra la piratería”, resume el español Jorge Torrens, responsable de asuntos pesqueros para Kenia y Somalia. Según explica Torrens, la falta de datos sobre el estado de los recursos marinos y la capacidad de la flota impide al gobierno establecer planes de gestión, “y sin estos planes es imposible garantizar una sostenibilidad a largo plazo” de la pesca en la zona.
Además, cuenta que los marineros estaban deseando contar con este tipo de identificación, ya que acusaban a las fuerzas internacionales de “hostigarlos constantemente al confundirlos con los piratas”. Los empleados de la FAO, que trabaja para mejorar los recursos alimenticios de un país tan malnutrido como Somalia, tendrían problemas si se les ve como agentes que trabajan contra la piratería. “Recabamos información sobre pesca y su gestión, no para luchar contra la piratería. Esto debe quedar claro, ya que pondría en peligro a nuestro personal si este proyecto se ha visto de otra manera”, advierte Torrens.
Las agencias de Naciones Unidas están empezando a incorporar el uso de bases de datos biométricas para gestionar poblaciones en lugares conflictivos, con escasos medios y en ausencia de autoridades administrativas. En África, concretamente, ya son varios los programas de registro biométrico de refugiados, como en Sudán y Liberia.
Identificar de inmediato con códigos QR y huellas biométricas y de antemano a cualquier ciudadano encontrado en alta mar puede evitar innumerables quebraderos de cabeza, por no hablar de sustos graves. En 2012, los países de India e Italia se vieron envueltos en un conflicto diplomático después de que dos militares italianos, que protegían a un petrolero, mataran por error a dos pescadores indios, confundidos con piratas en el Índico.
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