Protectores del mar, cristos y vírgenes navegantes

Entrevista Cope+ Galicia el martes 18/09/18:

Iniciando la singladura 2018-19 de este blog, esta semana les toca el turno a esos personajes (cristos, santos y vírgenes) del verano, que mediante sus “procesiones marítimas” se encargan de iluminar de colorido floral muchas localidades de Galicia, entre otros lugares. Generalmente la gente del mar suele ser muy devota, por lo que en estas fechas suelen acudir en sus aldeas, pueblos y ciudades a algún lugar, junto al mar, donde poder lanzar una corona de flores en memoria de los caídos en las navegaciones. En estos actos, habitualmente religiosos, emana también mucha emoción y sentimiento principalmente hacia la Virgen del Carmen. Es el día en que muchas personas le hacen ofrendas, y le piden protección para sus familiares que se encuentran ausentes navegando por los mares y océanos del planeta.

     

Figura 1. Procesión marítima en Celeiro (Lugo)

Cristos y santos navegantes gallegos

Una localidad gallega que muestra su devoción por el Cristo de los Navegantes, es la de Redondela. Esta procesión tiene un gran seguimiento en la villa, por su tradición marinera, debido a la protección que se le atribuye a la imagen con las gentes del mar. Por esta razón, este acto religioso recibe cada año a un gran número de devotos que proceden de la parroquia marinera de Cesantes para agradecer los favores al santo.

Otro santo destacable es Pedro González Tellez, nacido en Fromista (Palencia) en 1190 y fallecido en Tuy (Pontevedra), donde descansa desde 1246. Se le conocía por San Telmo, porque la gente de la mar le atribuyó el mismo patrocinio que en Italia tenía el patrono de los marinos San Erasmo de Formia. Durante muchos años representó un papel importante en la Armada.

  

Figura 2 Procesión fluvial en el Cabo Fradera (Tuy, río Miño)

En Cedeira se rinde pleitesía a la “Virgen del mar”. En esa fiesta, y tras una procesión a pie, la Patrona embarca cada año en un barco diferente, para navegar por la ría cedeiresa en una cita que reúne anualmente a una centena de embarcaciones. En el momento en el que el buque sale de la ría, ya en mar abierto, como parte de la tradición lanza una corona floral al agua en ofrenda a los marineros fallecidos, mientras algunas lanchas le acompañan con la suelta de palomas. Finalmente, tras el embarque, y ya una vez en tierra, la Virgen regresa a la iglesia parroquial de Santa María, donde se canta la Salve Marinera para finalizar la fiesta.

Figura 3 Procesión de Cedeira (Fuente: Voz de Galicia)

Y cómo no, en Ferrol, cuenta la leyenda que en el siglo XVIII un barco inglés cargado de sal arribó en nuestro puerto y, al disponerse a descargar su mercancía, emergió la talla de un Cristo entre la carga (en aquella época se prohibieron las imágenes en templos protestantes). Los marineros del mercante, entre extrañados y emocionados, quisieron zarpar de inmediato para repatriar la imagen que habían encontrado; pero, tras varios intentos de hacerse a la mar, los temporales no se lo permitieron. Por ello, en ese momento pensaron que tal vez el Cristo quería quedarse en Ferrol. Y dicho y hecho. Procedieron a entregarlo en la iglesia y en ese momento la meteorología les permitió zarpar, con la mar en calma y como un plato. Mientras tanto, los vecinos lo vieron como un regalo divino y le hicieron un pequeño santuario en la calle del Cristo. Años después se llevó a un altar de la Iglesia del Socorro, del que ya nunca sale. Desde entonces, cada miércoles Santo son miles las personas que acompañan al bautizado como “Cristo de los Navegantes”. Muchas de ellas, íntimamente ligadas a la mar, tales como miembros de la Armada, marinos mercantes o pescadores.

No obstante, se debe destacar, como ya se ha comentado, que la imagen que sale en las procesiones actualmente, no es la que llegaba al puerto en el siglo XVIII, sino una obra del santiagués Carballido de 1950. El Cristo original se encuentra a buen recaudo en un altar lateral del tempo, expuesto al culto.

Figura 4 Cristo navegante de Ferrol (Fuente: Voz de Galicia)

 La Virgen del Carmen

Nadie discute a nuestra virgen del Carmen, como la patrona por antonomasia de la mar en multitud de localidades del mundo, así como en algunas marinas de varios países. La devoción por ella, instituida como fiesta desde 1380, está extendida por todos los confines del mundo. En España es patrona de todas las gentes del mar, incluidas las de nuestra Armada, por supuesto. La patrona es para los marineros de pesca la más hermosa de las vírgenes, y probablemente la más venerada. Cuando llega el gran día, los marineros engalanan sus embarcaciones con flores, cintas y banderas de señales, y tras llevar en procesión a la Virgen por las calles, la embarcan y conducen unas cuantas millas en la mar, para que bendiga las aguas, que es donde ejercen su trabajo y dejan su vida, todo ello en un ambiente de gran emoción, rodeado de numerosas embarcaciones de todo tipo, igualmente engalanadas, que no dejan de hacer sonar bocinas y sirenas, en una manifestación de orgullo y alegría.

En el siglo XVIII, cuando ya era muy popular la fiesta de la Virgen del Carmen en España, el almirante mallorquín Antonio Barceló Pont de la Terra (1716-1797), impulsó su celebración entre la marinería que él dirigía. Fue a partir de entonces cuando la Armada fue sustituyendo la figura de San Telmo, por la de la Virgen del Carmen.

Desde entonces, son muchas las localidades, principalmente pesqueras, que celebran grandes procesiones marítimas con motivo de las Fiestas del Carmen. Se trata de trasladar a la Virgen desde la Iglesia hasta el puerto, donde es desembarcada para recorrer la costa, bajo la protección de los marineros y en honor de multitudes.

Señalar que en nuestro país conviven cuatro marinas que tienen a la Virgen del Carmen como su patrona. Comienzo por enumerar a la Marina de Pesca, por el gran sacrificio que exige a sus gentes la obtención de los recursos de la mar, llegando a veces a arrancar la existencia de vidas humanas. Le sigue la Marina Mercante, que se dedica al transporte de pasajeros y mercancías. También existe la Marina Deportiva y de Recreo, que observa a la mar desde una perspectiva de ocio y competición. Y por último cabe destacar a nuestra Armada, grupo al que se debe sumar la Marina Institucional (Guardia Civil del Mar y Servicio de Vigilancia Aduanera).

La razón del porqué los marinos profesan devoción a la figura de la Virgen del Carmen radica en su mitología. El nombre Carmen procede de Carmelo, un monte situado en Haifa, una población del norte de Israel, en Galilea. En el monte Carmelo se inició la devoción a la Virgen del Carmen por parte de las llamadas Carmelitas.

Finalmente, todos estos actos suelen cerrarse cantando la Salve marinera. Se trata de una composición muy emotiva, cuyo texto evoca la pureza y hermosura de la Virgen, y el símbolo de unión de todos los marinos.

La Armada celebra igualmente esta festividad, y colabora en muchas ocasiones conjuntamente con la Marina de pesca en la organización de los actos. El día de la fiesta, los marinos militares ponen a sus buques el engalanado en puerto, se visten de uniforme blanco de gala. A veces incluso permiten a las gentes de la zona compartir esa salida a la mar, constituyendo el bautismo marítimo para algunos de ellos. Además la Armada nunca olvida su devoción a la Virgen del Carmen, y así, todos los días, al ocaso, tras la puesta del Sol, dejando a los barcos y sus dotaciones navegando en la oscuridad, desde el puente de gobierno, con la imagen cercana de la Virgen o con ella en el pensamiento, se reza a Dios una oración, corta pero muy sentida, que dice así:

“Tú que dispones de viento y mar, haces la calma, la tempestad.

Ten de nosotros, Señor, piedad, piedad, Señor, Señor, piedad.

Dotación, buenas noches”

 A continuación, se dan las buenas noches todos los miembros de la dotación que se encuentran de guardia en el puente, y de esta forma hasta la salida del sol estarán navegando bajo el amparo de Nuestra Señora la Virgen del Carmen.

 Cristo de tierra adentro de Urda:

Me gustaría indicar que no todas las procesiones se llevan a cabo en localidades junto al mar. Por ello me gustaría destacar el curioso caso del Cristo navegante de Urda, provincia de Toledo. Nos encontramos ante uno de los llamados Cristos marineros. Curiosamente en “La Mancha” existen una sucesión de Cristos que poseen leyendas referidas al mundo de la mar y que precisamente varios de ellos procesionan en carrozas con forma de barca. Aunque el más famoso de todos ellos es el Cristo de Urda (el Cristo de La Mancha), no es el único. Junto a él, y entre otros, se encuentran el Cristo del Prado, de Madridejos; el Cristo de Santa Ana, de Villafranca de los Caballeros; el Cristo de la Viga, de Villacañas; y el Cristo de la Vera-Cruz de Consuegra.

La barca sobre la que se encuentra el Cristo de Urda data del año 1815. En el inventario la barca figura como «carro triunfal o carroza», montada sobre cuatro ruedas, imitando una nave, con su tabernáculo y varios adornos, todo ello de madera y pintado y dorado de fino.

Figura 5: Imagen del Cristo en su barca

El motivo del porqué de su forma de barca se desconoce, aunque se supone que fue inspiración de su autor. Aunque no se conoce la persona de la localidad que adelantó el coste de esta obra, siempre ha circulado una leyenda sobre un gran devoto indiano que se encontraba en trance de morir ahogado al zozobrar la nave que lo traía de regreso a España y que se encomendó fervorosamente y se comprometió a que si salvaba la vida, le donaría una carroza en forma de barca al Cristo de Urda.

La fama del Cristo crece día tras día y su carácter milagroso corre de boca en boca. El Cristo de Urda además cuenta con la concesión por parte de San Juan Pablo II del Año Jubilar, cuando su fiesta del 29 de septiembre coincida en domingo. Son tres los que Urda ha celebrado a lo largo de su historia, siendo el primero el que tuvo lugar en 1995. Destacar que en 1995, sólo Santiago de Compostela (La Coruña), Santo Toribio de Liébana (Cantabria) y Urda eran localidades con disposición de año jubilar, y ahora lo serán de forma perpetua. Cada 29 de septiembre, siempre que caiga en domingo, será año jubilar en Urda. En el 2019 ocurrirá de nuevo.

 

Figura 6: Cristo de Urda navegando entre la multitud

 Conclusiones

Dicen que existen tres clases de individuos: los que viven, los que mueren, y los que están en la mar. En cualquier caso, se crea o no en el Cristo de Urda, me gustaría finalizar esta entrada recordando a mi padre, Jacinto Villa Torres, a quien dedico esta entrada del blog y un artículo aún mucho más completo, que allí donde esté, seguro que se sentirá orgulloso de poder leerlo, tan orgulloso como estaba de su pueblo natal, Urda. Y por otro lado me gustaría recordar un pareado anónimo que hace unos meses me recordaba un amigo llamado Rafael que trabaja en el astillero de Navantia Ferrol, quien pedía al Cristo de Urda que ayudara a la Virgen del Carmen para que protegiera a todos los marinos, y a aquellos que humildemente hacían buques para que los demás navegáramos en ellos. Aquella pequeña estrofa la leyó en una pequeña placa a los pies de la Virgen del Carmen, en un patrullero de nuestra Armada, y que el destino quiso que fuera él quien amarrase al mamparo, en la subida al puente de gobierno. En la placa rezaba el siguiente texto, que lo resume todo y que generalmente los veteranos de la mar comunican a los novatos en sus primeras singladuras:

 “El que no sepa rezar, Que vaya por esos mares, Verá que pronto aprende, Sin enseñárselo nadie”.

 Para ampliación de esta temática recomiendo la lectura del artículo publicado en la Revista General de Marina de junio 2018, titulado:

“LA BARCA DE TIERRA ADENTRO DEL CRISTO NAVEGANTE DE URDA”:

Para descarga:

http://www.armada.mde.es/archivo/rgm/2018/06/rgm0618cap1.pdf

Para consulta página a página:

https://publicaciones.defensa.gob.es/pprevistas/REVISTAS_PDF19835/index.html#/6/

¡Hasta dentro de dos semanas!